Hoy en día, una persona promedio utiliza hasta ocho dispositivos que requieren ser recargados a diario. Cada uno de ellos consume energía, la cual debe provenir de alguna fuente: ya sea renovable o fósil.
En Colombia, se ha discutido en los últimos años la necesidad de una transición hacia energías más limpias. Sin embargo, este discurso muchas veces parece descontextualizado, considerando que el país ya cuenta con una matriz energética compuesta en un 75% por fuentes renovables, gracias a su riqueza hídrica aprovechada en centrales hidroeléctricas. El gas natural representa el 16,3%, los combustibles líquidos el 3,3% y solo el 5% de la energía proviene de fuentes no renovables como el carbón, utilizado principalmente en las industrias de alimentos, textil y otras.
A diferencia de Colombia, otros países no cuentan con esta ventaja hídrica, por lo que el carbón cumple un rol fundamental en su generación eléctrica. Aunque la transición hacia energías más limpias es una meta global, esta debe realizarse de forma progresiva y planificada. El carbón, por su bajo costo y abundancia, seguirá siendo utilizado, aunque con mejores técnicas y tecnologías para mitigar sus impactos.
¿Qué es el carbón mineral? Es una roca sedimentaria de origen orgánico, formada por la descomposición de vegetales enterrados bajo capas de sedimentos durante millones de años, sometidos a alta presión y temperatura. Es rico en carbono y se utiliza principalmente como fuente de energía.
Tipos de carbón mineral (según su grado de carbonificación):
Usos del carbón mineral:
El verdadero desafío no es si consumir carbón o no, sino qué hacer con sus emisiones y con los impactos colaterales de su extracción y uso.
Un ejemplo de esto fue Petra Nova, un proyecto en Texas (EE. UU.), fundado en 2017 con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 de una planta de energía a carbón mediante tecnología de Captura y Almacenamiento de Carbono (CCS).
Propósito principal: Capturar el dióxido de carbono (CO2) emitido por la combustión del carbón y reutilizarlo para extraer más petróleo mediante el método de recuperación mejorada (EOR).
¿Cómo lo hizo?
Hoy, el proyecto opera como JX Nippon y promueve tecnologías CCS/CCUS a nivel local y global. Su plan es capturar entre 5 y 50 millones de toneladas de CO2 al año hacia 2050, apoyando la meta de neutralidad de carbono de ENEOS para 2040.
Aunque Petra Nova enfrentó dificultades por los precios del petróleo, sentó un precedente en el uso responsable del carbón, mostrando que su aprovechamiento puede hacerse de forma más limpia.
Esta situación plantea una dualidad en la toma de decisiones de los gobiernos:
Primera reflexión: La mejor matriz energética es la que combina diversas fuentes, renovables y no renovables. Esta diversidad garantiza una matriz activa, resiliente y eficiente.
Entonces, ¿se acabará la extracción y uso del carbón mineral?
No. Cambiará su rol: será menos usado para generar electricidad y más para procesos industriales o bajo esquemas de carbono compensado. Su eliminación total en 2050 es más una meta política que una posibilidad técnica.
Una transición abrupta equivale a un apagón. Pensemos en sequías como las de 2021 o 2023: cuando los embalses bajaron, el uso del carbón en Colombia pasó del 5% al 27%. Esto valida nuestra primera reflexión.
¿Se reducirá su consumo? Sí, pero no desaparecerá. China e India consumen el 70% del carbón mundial, y aunque disminuirán su uso, seguirán necesitándolo más allá de 2050.
Segunda reflexión: Pensar la transición energética solo desde una visión ideológica lleva a decisiones erradas, como prohibir nuevos contratos de exploración de gas natural.
Debemos entender que el gas natural no es inmediato. Su exploración puede tardar hasta 12 años para confirmar si un depósito es viable o no.
Etapas de exploración de gas natural en Colombia:
Aunque los contratos vigentes continúan, no garantizan que haya suficientes hallazgos a tiempo. Actualmente, Colombia tiene reservas probadas de gas para unos 6 años. La falta de nuevas exploraciones podría forzar importaciones y poner en riesgo la seguridad energética.
Las reservas reales probadas cubren unos 6 años de consumo, cifra que exige importar gas y poner en riesgo la seguridad energética.
Aunque existen promesas de nuevos hallazgos offshore (como Sirius), aún no se suman a las reservas probadas.
Por ahora, Colombia importa LNG y acelera infraestructuras (regasificadoras) mientras espera que estos proyectos offshore se consoliden hacia 2028‑2029.
Conclusiones:
El carbón sigue siendo un respaldo energético crucial en Colombia y el mundo
Aunque se promueve su salida de la matriz energética global, el carbón no desaparecerá en 2050. En Colombia, su uso se dispara en épocas de sequía, demostrando que sigue siendo indispensable para evitar apagones, especialmente cuando las hidroeléctricas fallan.
La transición energética en Colombia avanza, pero es vulnerable al clima
La matriz energética colombiana, dominada por hidroeléctricas, es limpia, pero altamente dependiente del agua. En años secos, se ve forzada a reestructurarse con más generación térmica (carbón y gas), lo que aumenta las emisiones y los costos.
La suspensión de nuevos contratos de exploración limita el futuro energético
Aunque los contratos existentes se mantienen, la falta de nuevas licencias de exploración de gas bajo el gobierno Petro pone en riesgo la seguridad energética a partir de 2030, pues los descubrimientos de gas natural toman entre 7 y 12 años en madurar.
Las reservas probadas de gas son limitadas y decrecientes
Colombia tiene actualmente entre 6 y 8 años de gas natural comprobado, y aunque hay descubrimientos como Sirius-Tayrona, aún no se certifican. Sin nuevas exploraciones activas, el país dependerá de importaciones de gas (LNG) y esto impactará el bolsillo de los hogares y las industrias.
El carbón no es solo energía: también es materia prima industrial
Muchas personas ignoran que el carbón es esencial en industrias como el acero, el cemento, el vidrio y los fertilizantes. Incluso en un mundo descarbonizado, seguirá siendo necesario para procesos donde no hay aún sustituto viable, especialmente a gran escala.
El carbón colombiano tiene una oportunidad como «carbón de transición»
Colombia exporta carbón térmico de alto poder calorífico y bajo contenido de azufre, lo cual lo hace más eficiente y menos contaminante que otros. Esto le da valor en el contexto de países que aún requieren respaldo térmico confiable mientras migran a renovables.
El discurso “anti carbón” necesita matices: el problema no es el carbón, sino su mal uso
Prohibir el carbón sin alternativas firmes es imprudente. El foco debe estar en:
El carbón bien gestionado puede ser parte de una transición energética realista y responsable.
La planeación energética necesita menos ideología y más realismo
La discusión energética no puede basarse únicamente en deseos de descarbonización. Se necesitan políticas que combinen renovables, hidroeléctrica, térmica limpia y exploración responsable, porque una transición sin respaldo firme genera pobreza energética y crisis industrial.
La transición energética necesita narrativas locales, no solo modelos globales
Cada país tiene su propia realidad geográfica, económica y social. Colombia no puede aplicar la misma receta energética que Noruega o Alemania. Nuestra matriz, nuestras sequías, nuestros recursos como el carbón o el gas, y nuestra capacidad tecnológica requieren una transición hecha a nuestra medida.
No se trata de apagar el carbón, sino de encender una conversación sensata que combine sostenibilidad con soberanía energética.
Por: Edward Alejandro Jaramillo Álvarez
Comments (No Responses )
No comments yet.